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27/07/2022Javier Rodríguez (Madrid, 1961), es un escritor y editor madrileño afincado en Málaga. Inició los estudios universitarios en Salamanca, donde se diplomó en Filología. En la UNED obtuvo el título de Licenciado en Filología, para posteriormente doctorarse en Filología Hispánica en la Universidad de Málaga.
Ha abordado géneros como la narrativa, ensayo, crítica literaria y cinematográfica. Ha sido actor y ejercido la docencia como profesor de Lengua Española. Sus inquietudes estéticas le han llevado también a la fotografía.
En 2019 fue galardonado con el Segundo Premio en el Certamen de Relatos «Literatura y biblioteca» organizado por la Comunidad de Madrid y quedó finalista del Premio Pérez-Taybilí de relatos. En 2021 recibe el segundo premio del V Certamen de Relatos convocado por la Fundación Pintor Julio Visconti (Guadix) por su relato “14 de abril”. Su libro «Personajes femeninos en el cine africano contemporáneo» (Ediciones Azimut, 2021) ha sido designado candidato al Premio al Mejor libro de cine por la Asociación de Escritoras y Escritores Cinematográficos de Andalucía.
Nuestra amiga común María José Molina nos presentó, y Javier ha tenido la amabilidad de concederme esta entrevista que ahora tengo el gusto de compartir con vosotros.
1. Cuando pequeño, ¿Qué soñabas con ser de mayor?
Misionero.
2. Eres Diplomado en Filología por la Universidad de Salamanca, Licenciado en Filología por la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) y Doctor en Filologia Hispánica por la Universidad de Málaga. ¿Cómo recuerdas cada una de esas etapas? ¿Qué te atrajo del escritor argentino Adolfo Bioy para hacer tu tesis sobre él?
Bueno, Salamanca fue el deslumbramiento por la ciudad y el inicio de la vida universitaria. Mi familia por parte de padre es de la provincia de Ávila y algo ya conocía, pero cuando me vi allí en plan estudiante, fue fascinante.
No pude seguir asistiendo presencialmente a la universidad porque tenía que compatibilizar las clases con mi trabajo en el Ejército del Aire, además de los cambios de destino que ello implica, y por eso me matriculé en la UNED, donde terminé la carrera e hice los cursos de doctorado. Es obvio que el sistema de la UNED es totalmente diferente de cualquier universidad presencial, pero recuerdo dos cosas: 1.- Me pilló en Las Palmas de Gran Canaria, una ciudad, un archipiélago, en general, donde la literatura es religión, lo cual fue muy agradable, aunque no asistiera a clase; 2.- El trabajo duro, porque la UNED es muy exigente: el temario se da completo y requiere un alto muy nivel de autodisciplina por parte del estudiante (mira, para eso me vino bien la parte militar), pero aprendí mucho.
En cuanto a Málaga, es la ciudad en la que he decidido vivir, así que las vivencias en esta ciudad son maravillosas. Solo me quedaba la tesis y aquí la pude hacer, donde nadie me conocía de nada, así que muy agradecido y muy contento de haber finalizado en la Universidad de Málaga mi largo trayecto como estudiante.
Bioy es algo así como la inteligencia hecha literatura. Del póker de ases de escritores argentinos de la época, Cortázar, Sábato, Borges y Bioy, este es sin duda el más desconocido en España. Fíjate que hasta 1990, cuando se le concede el Premio Cervantes y tenía casi 80 años, prácticamente no había textos publicados de Bioy en nuestro país, luego ya sí e incluso las primeras ediciones de sus últimas obras se publicaron en Tusquets. Bioy tuvo el inmenso talento de trabajar con la fantasía como si fuera la cosa más normal del mundo y convertir en ficciones las inquietudes más profundas del ser humano.
3. Me cuentan que eras militar y que hiciste un cambio radical en tu vida. ¿Cómo recuerdas tu etapa militar y por qué ese cambio?
Bueno, aquí, entre nosotros, nunca he tenido un gran espíritu militar. Ingresé en el Ejército del Aire con 16 años y entonces sentía una fascinación infantil por los aviones. Con el transcurso de los años, esa fascinación se fue desvaneciendo, sobre todo cuando no pude seguir volando. Nunca llegué a volar solo y el nivel de exigencia a un piloto militar es muy alto, por lo que me dieron de baja. Una vez perdido ese aliciente, no tenía sentido continuar y me fui de la mejor manera posible cuando se presentó la ocasión después de 28 años en Aviación, que para entonces yo tenía 44 y una vida por delante.
De mi etapa como militar debo reconocer que valoro mucho el compañerismo, algo que en la vida civil no es tan habitual o, al menos, tan profundo y creo que he aprendido virtudes que son muy positivas en cualquier orden de la vida, como la ya mencionada autodisciplina o la decisión de no rendirse nunca.
4. Madrileño afincado en Málaga, que escribe novelas ambientadas en Málaga, que tiene una editorial en Málaga (luego hablamos de ella). ¿Por qué Málaga?
Pues porque yo a esta ciudad la veo como mía (iba a decir que en Málaga me siento como boquerón en al agua, pero era un símil demasiado obvio). Siempre cuento la misma historia: yo llego a la Costa casado y me establezco en Fuengirola, donde acabo separándome de mi mujer y decido vivir o, al menos, hacer vida social en Málaga capital. Pues bien, estando yo solo como estaba, que aquí no tengo familia, y empezando completamente de cero, en menos de seis meses me costaba Dios y ayuda mantener atendido a todo el mundo de lo compleja e intensa que era mi vida social. Málaga no es una ciudad perfecta, y todos lo sabemos, pero incluso para ser imperfecta tienen gracia y, además, me ha tratado como a uno más de la cuadrilla, lo cual es muy de reconocer y, sobre todo, de agradecer.
Y, bueno, puestos a escribir novelas, es que uno escribe de lo que conoce y, a día de hoy, Málaga es la ciudad que mejor conozco del mundo…, y he viajado mucho.
5. Eres director de Ediciones Azimut. En vuestra web se puede leer: «Probablemente, la editorial más pequeña del mundo». ¿Sobre qué temáticas publica Azimut? ¿Ser la editorial más pequeña del mundo es coyuntural o deseado?
Coyuntural, coyuntural, lo de ser probablemente la editorial más pequeña del mundo es completamente coyuntural. Ya me gustaría tener una plantilla estándar de personal administrativo y profesionales del mundo de la edición. Trabajo desde el salón de mi casa y desde aquí gestiono la producción de los libros y gestiono las presentaciones, un trabajo que cada día, poco a poco, va adquiriendo mayor complejidad y eso me gusta.
La editorial, efectivamente, está dividida por temas, a saber: cine, viajes, humor e intimidad, que empezó siendo erotismo, pero recibía muy pocos textos eróticos de calidad, así que opté por hacer evolucionar esta colección hacia textos íntimos, con o sin erotismo.
6. En un mundo tan digital, ¿Es rentable ser editor de libros? ¿Está anticuado aquello de «Málaga, ciudad bravía, la de las mil tabernas y una sola librería»?
Ay, ay, ay, ¿pero por qué me preguntas esto? En Málaga hay una minoría cultural selecta y muy preparada, pero, como su propio nombre indica, es una minoría. Según hemos ya comentado y por las razones mencionadas, Málaga es la ciudad en la que he decidido vivir, pero resulta muy frustrante organizar eventos culturales en esta ciudad.
No, no es rentable ser editor, sobre todo si trabajas a la antigua usanza de asumir tú los gastos de producción y promoción de la obra, que es como Ediciones Azimut funciona. Si trabajas en autoedición y son los autores quienes pagan, la cosa cambia, claro, pero ya hay muchas editoriales de este tipo y prefiero marcar mis señas de identidad. Con todo y con eso, si no fuera por lo que recibo mensualmente tras mi paso por el Ejército del Aire, mi sello no podría existir. Así de claro.
7. En 2013 diste la vuelta al mundo en solitario para posteriormente escribir un libro. ¿Me hablas de este libro y de la experiencia vital de recorrer el mundo?
Adolfo Bioy Casares también fue un gran viajero y comentaba que los viajes te dejan recuerdos para toda la vida, una opinión que comparto totalmente. El libro se fue escribiendo durante el viaje, entre las notas que tomaba o los comentarios que subía a las redes sociales, aunque no había una voluntad inicial de confeccionar un libro, en el cual intento plasmar, creo que con bastante ironía, el efecto que los lugares recorridos o los monumentos visitados dejan en mi alma. Por ejemplo, hablo del Taj Mahal, pero quienes pretendan conocer en profundidad esta obra de arte a través de mis páginas se van a sentir muy decepcionados, porque lo que he trasladado a las páginas de ese libro son las impresiones que esta soberbia prueba de amor deja en mi espíritu.
Claro, esa vuelta al mundo fue una experiencia inmensa y quise hacerla yo solo porque era una manera de decirle al mundo y a mí mismo que era capaz de enfrentarme a dificultades de todo tipo y superarlas con mis solas fuerzas. Al final fueron 17 países de todos los continentes habitados, si bien lo único europeo que toqué fue Estambul. Me quedó la Antártida por falta de tiempo, pero estuve en el Canal De Beagle. Y me demoré mucho en los Mares del Sur, que son el icono de cualquier viajero que se precie de ello.
8. (Permíteme hacerte una pregunta que ya hice en mi entrevista a Andrés Ortiz Moyano). Viajar a tantos lugares diferentes, con culturas también diferentes, te habrá permitido conocer a seres humanos que entienden la vida de formas diferentes, ¿Encuentras un denominador común entre las distintas personas del planeta?
Básicamente, yo viajo para sentir la diferencia: de hecho, mi blog personal, al que tengo bastante abandonado, por cierto, se llama así: Sentir la diferencia. Yo no necesito salir de España para tener naturaleza, historia, gastronomía, etc. Si viajo es porque quiero ver en su salsa culturas diferentes, pero como bien apuntas en tu pregunta, hasta donde el idioma me lo permite, no solo en la vuelta al mundo, sino en todos mis viajes, intento interactuar lo más posible con los naturales de cada lugar y creo estar en condiciones de afirmar que, en el fondo, todos somos iguales y que los grandes temas que nos inquietan (la familia, tener un salario que nos permita llegar a fin de mes, las enfermedades, etc.) son los mismos en cualquier país del mundo. Sin duda cambian las formas de enfrentarse a esos temas, pero, insisto, en el fondo, todos somos iguales.
9. No querría acabar esta entrevista sin hablar de cine. Eres un cinéfilo empedernido, has tenido tu propia revista de cine (Zinemut), colaboras con Filmaffinity y Aforo Libre. ¿Qué te atrae del cine? ¿Qué tiene el cine que no tengan otras disciplinas artísticas?
Ay, amigo, el cine es como si el mundo en cualquier época de la humanidad (pasado, presente o futuro) se desplegara en la pantalla solo para ti. En la oscuridad de la sala, sentado en tu butaca es como si todas las circunstancias se hubieran confabulado para que tú seas un espectador de excepción de la vida.
El cine es un compendio de todas las artes: hay fotografía en él, por supuesto, y hay también teatro, y hay una narrativa, y hay música, y hay vestuario e incluso puede haber poesía cuando una película es verdaderamente buena. Por lo tanto, no es que el cine tenga algo que otras artes no tienen, sino que el cine goza de todo lo que las otras artes tienen.
10. ¿Qué pregunta te hubiese gustado responder? ¿me la respondes?
¿Cómo te gustaría ser recordado? Como alguien que puso mucho esfuerzo en todo lo que hizo.
MUY PERSONAL
– Nombre completo: Francisco Javier Rodríguez Barranco
– Lugar de nacimiento: Madrid
– Fecha de nacimiento: 20 de julio de 1961
– Una ciudad: Puebla (México)
– Un libro: La invención de Morel, de Adolfo Bioy Casares
– Una canción: “Father and Son”, de Cat Stevens
– Una película: El cazador, de Michael Cimino
– Un actor o actriz: Marlene Dietrich
– Rasgo principal de mi carácter: Perseverancia
– Mi principal defecto: No debería tomarme las cosas tan a pecho
– En mi tiempo libre me gusta: Sentarme en un banco de alguna plaza y ver pasar la vida
– Mi sueño dorado: Que alguno de mis libros obtuviera un reconocimiento importante
– Mi escritor favorito: Julio Cortázar, con permiso de Bioy, claro
– Mi músico/cantante favorito: Brahms
– Mi deporte favorito: Natación
– Mi comida preferida: Arroz a la cubana