Rafael Guerrero (Madrid, 1969) es escritor y detective privado. Como escritor es un destacado exponente dentro de la novela negra actual en lo que se denomina “auto ficción”. En su faceta de detective privado, tiene más de 25 años de experiencia. Es experto en investigación internacional y en servicios de inteligencia, y criminólogo.
Además de numerosas participaciones en televisión, ha publicado cuatro novelas: Un Guerrero Entre Halcones (Círculo Rojo), Muero y Vuelvo (Círculo Rojo), Ultimátum (Círculo Rojo) y Yo, Detective (Eolas).
Entre sus galardones destaca el X Premio Wilkie Collins de novela negra (2021), Premio Detective Literario del Colegio de Detectives Privados de Cataluña (2018), Premio mejor novela negra de la Editorial Círculo Rojo (2016) y el Premio mejor novela negra del Colegio de Detectives Privados de Cataluña (2011).
Entre pesquisas reales y literarias, literarias y reales, ha tenido la amabilidad de concederme esta entrevista que ahora comparto con vosotros.
(Contacto de Rafael Guerrero: https://www.mypublicinbox.com/RafaelGuerrero)
1. ¿De pequeño querrías ser futbolista, maestro o policía como todo el mundo, no?
Más que policía me llamaba mucho la atención el oficio de agente secreto o espía, y en concreto la forma de vida siempre al límite de James Bond tanto en las novelas de Ian Fleming como en las adaptaciones cinematográficas de las que era y soy devoto espectador.
Como profesor he acabado ejerciendo en la universidad y lo de futbolista sigue pendiente… De 2022 no pasa, ya estoy negociando con los equipos de la Premier inglesa para debutar, aunque sea, como mascota.
2. Eres detective privado por la Universidad Complutense de Madrid. ¿Cómo recuerdas aquella época?
Con cierta ternura y algo de condescendencia por el chaval que era entonces, las películas que albergaba en la cabeza, la ilusión por vivir aventuras en los confines del mundo y la imagen algo idealizada que aún preservaba del oficio. Los años y la realidad han ido moldeando esa percepción, la han adaptado al día a día de un detective privado que no siempre resuelve casos espectaculares saltando de una azotea a otra. Aunque aún conservo, y me alegro de que así sea, la vocación y el empuje para continuar al pie del cañón, con más achaques —qué remedio—, con mirada de perro viejo, pero sin haber sucumbido a la amargura después de haber sido testigo privilegiado de la voluble condición humana, para bien y para mal y para muy mal. Respecto a mis correrías estudiantiles de la época no recuerdo mucho, como decían de los años sesenta del pasado siglo: si los recuerdas es que no los exprimiste al máximo.
3. ¿En qué se parece un detective privado de ficción (película, serie, novela) a uno real?
Hasta hace no mucho en el nombre de la profesión y poco más. La ficción está obligada en cierto modo a exagerar y distorsionar en su ánimo por entretener y emocionar en un lapso acotado (200 páginas, hora y media de película, 13 capítulos, etc.). Debe condensar, comprimir y sacar punta a las acciones y situaciones que más juego ofrecen, las que atrapan al lector o espectador, relegando o ignorando lo menos espectacular que paradójicamente es donde se cuece la mayor parte de este tinglado.
La realidad es más prosaica, huele más a costumbrismo, a calle, a interminables horas de espera dentro de un coche, a casos irresolutos, a casos aburridos sin glamur, a bocatas en horas intempestivas, a presupuestos muy ajustados y plazos imposibles.
También es cierto que de un tiempo a esta parte los productos de ficción han hecho un esfuerzo por erradicar o al menos suavizar los clichés asociados al detective privado y sus protagonistas ya no visten gabardina y sombrero, no se esconden tras un periódico ni tienen a su alcance tecnología propia de la NASA, no se pasan la legalidad vigente por el forro y a su antojo sin asumir las consecuencias. Hay una vuelta al estilo originario de Arthur Conan Doyle donde prima más el talento, la intuición, la lógica racional, la sagacidad que los efectos especiales o la figura taciturna y alcohólica del tipo que esculpe frases en vez de pronunciarlas. Digamos que personajes y personas ya no discurren tan en paralelo, hay más puntos de convergencia y estos son más verosímiles (que no necesariamente realistas)
4. Diriges la agencia de detectives privados «Grupo Agency World Inv» en Madrid, ¿Qué servicios ofrecéis? ¿Quién suele recurrir a vuestra agencia?
Además de los propios de una agencia de detectives al uso, estamos especializados en investigación internacional, un campo inmenso y complicado por sus muchas ramificaciones sectoriales que no muchos dominan y que implica trabajar en otros países donde a veces las leyes son más laxas o mucho más duras y los malos más malos.
Todo tipo de clientes particulares y corporativos, no hay un perfil definido, aunque en determinados casos se parezcan los roles de aquellos con un interés legítimo para contratarnos.
5. También eres escritor, ¿Cómo cambias gabardina, sombrero y lupa por la pluma?
Lo del vestuario me resulta relativamente sencillo porque no uso gabardina ni sombrero, gafas de sol sí, y escribo en un ordenador casi siempre de noche y bien entrada la madrugada, robando horas al sueño ya de por sí escaso en este oficio. Cuando escribo sobre los casos en que he trabajado también los revivo y reinterpreto, descubro detalles que en caliente pasaron más desapercibidos, ato cabos que se quedaron sueltos o flojos y, por supuesto, modelo la realidad o partes de ella bajo las premisas literarias de la novela, aunque esta sea de auto ficción. En definitiva, termino incurso en lo mío las 24 horas del día, si eso no es vocación que baje Sherlock Holmes y lo vea.
6. ¿Qué escritores/personajes han sido tus referentes? ¿Cuáles han influido en tu forma de escribir?
Ya he mencionado antes al agente 007, y a Sherlock Holmes, padre ficticio e inspiración de todos nosotros. También Pepe Carvalho, quizá el personaje más sólido y verosímil del género negro patrio por su apego a la realidad y a la imperfección de las cosas. Por citar a otros: el Comisario Montalbano de Andrea Camilleri, Guido Brunetti creado por Donna Leon o Kurt Wallander, protagonista de la saga escrita por Henning Mankell.
Arthur Conan Doyle, Ian Fleming, Manuel Vázquez-Montalbán, Juan Madrid, y algo más lejanos pero presentes por su enorme influencia: Dashiell Hammett y Raymond Chandler.
7. ¿Es más fácil ser escritor de novela negra siendo detective privado? He leído que eres escritor de auto ficción.
No necesariamente más fácil, la escritura en un arte laborioso que jamás alcanzas a dominar, cuanto más insistes más dudas de tu propio talento, más pudor sientes por mostrar lo narrado. Es verdad que mi profesión me aporta una serie de ventajas y un acceso privilegiado al quehacer real de un detective privado, conozco de primera mano los casos que describo porque trabajé en ellos, sé cómo y dónde documentarme, tengo una paleta amplia de experiencias y recursos que quizá a otro autor le cueste elucubrar y plasmar pues solo tira de imaginación y lecturas (que no es poco, ni mucho menos). Pero haber vivido lo que después narro no es un aval para que la novela resulte convincente o atractiva al lector, en ese salto al vacío me la juego como cualquiera que vaya enlazando capítulos y tejiendo tramas.
8. En tus novelas, el protagonista eres tú. Cambias nombres y todo lo necesario para que no se pueda asociar con casos reales. ¿No hay nada de ficción? ¿Has resuelto en tus novelas algún caso como te hubiese gustado en la vida real, aunque en su momento no fue así?
Cambio nombres de personas y lugares, preservo en todo momento la privacidad de aquellos que participaron en el curso de las investigaciones, omito pasajes comprometedores o los maquillo de tal manera que resulten identificables para sus protagonistas. Y sí, además de estas precauciones, introduzco partes de ficción bien por gusto, bien por exigencias de la trama y de los cánones literarios del género. No pretendo dejar constancia de mis avatares en un diario o agenda, mi intención es relatar con todo lo que ello implica.
En mis obras he resuelto asuntos que ya quisiera la realidad haber actuado con esa precisión y donaire. Pero también lo contrario, mi álter ego ha asumido derrotas que no se corresponden con los acontecimientos en sentido estricto porque al fin y al cabo el espectáculo debe continuar. No pretendo venderme como un superdetective pues no lo soy (no todo el rato, quiero decir).
9. ¿Corren buenos tiempos para publicar libros? Editoriales, promoción, piratería…
Nunca corren buenos tiempos para nada, por eso existimos los detectives privados: alguien tiene que hacer el trabajo sucio.
Publicar un libro es una travesía larga, dura y aleccionadora. Requiere de tenacidad, paciencia y un umbral de frustración a prueba de bombas. Por desgracia, muchas veces los criterios de publicación no se corresponden con la calidad del manuscrito, entran en juego otros factores (fama del autor, oportunismo del tema central, tendencias del mercado, calendario, etc.). Que finalmente lo plasmado en papel vea la luz, se edite, se distribuya, se promocione y se venda roza lo milagroso. El proceso desgasta cuando no desespera y nada garantiza nada durante el mismo.
10. ¿Qué pregunta te hubiese gustado responder?, ¿me la respondes?
Esta. Ya lo he hecho. De nada.
MUY PERSONAL
– Nombre completo: Rafael Guerrero Maroto.
– Lugar de nacimiento: Madrid.
– Fecha de nacimiento: Invierno del 69.
– Una ciudad: Benarés.
– Un libro: Los mares del sur (de Manuel Vázquez-Montalbán).
– Una canción: El Caso de la Rubia Platino (Joaquín Sabina).
– Una película: El Crack (José Luís Garci).
– Un actor o actriz: Vincent Cassel.
– Rasgo principal de mi carácter: tenacidad.
– Mi principal defecto: tenacidad.
– En mi tiempo libre me gusta: la gastronomía, me tengo por un gourmet agradecido y curioso allá por donde voy y así lo reflejo en mis novelas. Yoga y meditación. Viajar a lugares que posiblemente ni existan.
– Mi sueño dorado: el premio Nobel de Medicina (si el de Literatura se resiste).
– Mi escritor favorito: Frédéric Beigbeder.
– Mi músico/cantante favorito: Enrique Urquijo.
– Mi deporte favorito: Kárate.
– Mi comida preferida: Ostras y Champagne.