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Beatriz Rico: «Desde que tenía uso de razón, yo decía: ‘mamá, quiero ser artista'»

Beatriz Rico (Avilés, Asturias, 1970) es actriz, cantante y escritora. Con 19 años se marcha a Madrid a estudiar Arte Dramático. Ha hecho trabajos en cine, televisión, teatro, como cantante y modelo fotográfico.

Debutó como azafata de «El Precio Justo», para después contnuar con programas infantiles en Telecinco. Ha participado en más de 60 películas, protagonizado 15 obras teatrales y 10 series de televisión.

Amante del rock desde siempre, comenzó su andadura musical en 2013 con su propia banda de rock: Be Rock, ahora transformada en Rico&Roll, con la que llegó a dar más de 200 conciertos en 3 años y alcanzar primer puesto de ventas en plataformas digitales.

En la actualidad está de gira con el thriller psicológico «Palabras Encadenadas» de Jordi Galcerán y con su monólogo «Antes Muerta que Convicta». Y espera poder retomar los conciertos con «Rico&Roll» cuando la situación por la pandemia mejore. Además hace pocas fechas presentó su libro «De miss a más sin pasar por Albacete» (MR Ediicones) con el que está consiguiendo muy buenas críticas.

Beatriz amablemente me concedió esta entrevista que ahora tengo el placer de compartir con todos vosotros.

(Contacto de Beatriz Rico: https://www.mypublicinbox.com/BeatrizRico).

1. Actriz de cine, televisión y teatro. Cantante y modelo fotográfico. Con este currículum tan extenso, cuándo niña ¿qué querías ser de mayor?

Yo no recuerdo haber querido ser otra cosa que no fuera artista. Además, yo no decía: «quiero ser actriz», quero ser… no, yo como Concha Velasco siempre decía: «mamá, quiero ser artista». Cuando era chiquitina a mis padres les hacía mucha gracia… «venga, báilanos algo» o «venga, cántanos algo». Cuando ya fui haciéndome mayor y vieron que la cosa iba en serio, no les hizo tanta gracia. Pero bueno terminé mis estudios, que fue la condición que ellos me pusieron. Hice Selectividad para que me dejaran venir a Madrid. Porque claro, que la niña se vaya de Gijón, de Asturias a Madrid porque quiere estudiar, yo qué sé, Ciencias Exactas, vale, pero Arte Dramático… Lo que pasa es que ellos vieron que no era un capricho porque desde que tenía uso de razón yo decía: «mamá, quiero ser artista».

2. Con 19 años te trasladas a Madrid a estudiar Arte Dramático y Ballet. ¿Cómo recuerdas aquella época? ¿Fue difícil cambiar la residencia de Asturias a Madrid?

No me resultó difícil porque cuando por fin llega el momento en que cumples tu sueño, el entusiasmo y la ilusión es tanta que puede con todo. Según fueron pasando los años sí que comienzas a echar más de menos tu tierra, a tener ganas de ir. A valorar el clima, los amigos, la comida, la familia. Yo recuerdo esos primeros años como en una nube.

Solamente hay algo de lo que no guardo un buen recuerdo, y es la competitividad tan bestial que había en las escuelas de Arte Dramático. Sobre todo el primer año en la Escuela de Arte Dramático, era la niña mona que viene de provincias y parece que no te toman muy en serio, y la competitividad es brutal, bestial. Hasta que ya demuestras que lo tuyo es vocación y que no estás aquí ni por salir en la tele, ni por ganar dinero, ni para hacerte famosa, sino que lo de la interpretación era vocacional. Ahí sí que recuerdo que me sentía a veces muy sola y muy triste.

Pero por lo demás era un entusiasmo brutal. Hay una anécdota que recuerdo y es que todos los días para ir hasta mi casa desde la escuela pasaba por delante del Cine Capitol y siempre veía (antes no había carteles) como unos cuadros muy grandes dibujados con las caras de los protagonistas de la película que estuvieran poniendo. Veía las actrices o los actores y pensaba: «¿cómo quedará mi cara cuando esté allí?». Casualmente, la primera película que hice fue “Los Hombres Siempre Mienten” dirigida por Antonio del Real, con Gabino Diego. Se estrenó en el Capitol y vi mi cara ahí pintada, y me parecía de lo más normal porque cuando estás tan convencida de que eso es lo que quieres hacer con tu vida. Y no hay plan B, no hay otra opción, pues al final las cosas parece que salen. Ahora sí que lo pienso y digo: «madre mía», podía haber salido bien, como también podía haber salido mal. Pero es que creo que hay algo en el entusiasmo y en el empuje que tienes con la juventud, y con la ilusión, y con la vocación, tan grande que consigue que las cosas salgan.

3. En 1991 debutas en televisión en el concurso «El Precio Justo» presentado por Joaquín Prat. Y un año después te contrata Telecinco para presentar programas infantiles. ¿Dónde reside la clave del éxito? ¿Es en tu profesión más difícil que en otras llegar alto? ¿Algún consejo a los que comienzan ahora?

La clave del éxito yo creo que no la tiene nadie, porque si no sería muy fácil, alguien escribe un best-seller con la clave del éxito, se forra y todos conseguimos el éxito. En mi caso la primera puerta me la abrió el físico porque, como bien dices tú, comencé de azafata en “El Precio Justo”. Para ser azafata en televisión tienes que tener un físico. El resto de puertas te las abres tú a base de disciplina, tesón, talento y estudio. Es decir, en esta profesión un golpe de suerte te puede abrir una puerta, pero luego si no hay nada más detrás, eso dura muy poco, porque las puertas luego se te van cerrando igual que se te abren. Entonces esto es una carrera de fondo… yo recuerdo que yo seguía formándome, y formándome. Y como me decía Gabino Diego: «en esta profesión si además de interpretar sabes bailar claqué, mejor. Y si además sabes cantar, mejor». Yo aunque ya estaba trabajando continuaba con mis clases de Arte Dramático, de idiomas, de baile, o sea formación y más formación. Y también creo que juega un papel muy importante la resistencia, el no rendirse, porque es una profesión en la que igual de repente haces algo que tiene éxito pero luego te tiras muchos, muchos, muchos meses, o incluso un par de años sin trabajo. Y hay gente que no puede, que se rinde y tira la toalla, y es que psicológicamente es muy duro. Por eso es tan importante estar rodeado de gente que te quiera, que te diga si esto es vocacional. Que te diga aguanta que yo estoy contigo, yo te ayudo, yo te sostengo. Luego cuando sale algo bien, y te sale trabajo, y te salen papeles que te gustan, con compañeros con los que trabajas bien, y ves el producto final terminado y te gusta, la satisfacción es tan fuerte que se te olvida todo lo anterior.

4. Has participado en más de 60 películas, protagonizado 15 obras teatrales y 10 series de televisión. Muchas experiencias y muchas anécdotas, ¿Me cuentas algunas? ¿Con quién te gustaría trabajar y aún no lo has hecho?

Pues fíjate, anécdotas en 30 años que llevo trabajando hay tantas que no sabría por dónde comenzar. En el teatro, por tener el público delante, quizás es donde pasan más cosas.

Recuerdo cuando debuté en el teatro con una función que se llamaba “Momentos de mi Vida” del autor inglés Alan Ayckbourn. Yo hacía el papel de una chica que empezaba a salir con un chaval de muy buena familia y a ella no la aceptaban. Me dijeron: “en el público está la Duquesa de Alba”, y era esa época famosísima en la que su hijo Cayetano salía con Mar Flores, era vox pópuli que la duquesa no la quería. Entonces lo que estaba viendo sobre las tablas era un poco lo que estaba pasando en la realidad. Y en un momento en el que yo estoy con David Zarzo, que era el que hacía de mi novio, de chico bien, que estaba conmigo y que se enfrentaba a su familia por mí, giró un poco la cabeza y entre el público veo el pelo tan conocido que llevaba la Duquesa de Alba, Cayetana… esos rizos tan voluminosos. Y recuerdo que me entró un ataque de risa que no pude terminar. El pobre David Zarzo tuvo que decir mi texto y el suyo, mi texto y el suyo, mi texto y el suyo, porque yo no podía. Simplemente me tapé con la servilleta y hacía como que lloraba y al final la Duquesa de Alba vino a saludarnos encantadora, majísima. Gracias al buen hacer de David Zarzo nadie se había dado cuenta de nada.

Trabajé con Fernán Gómez y con Garci. Actualmente me gusta mucho Julio Medem, Sorogoyen y Mariano Barroso. Esto no me gusta mucho decirlo porque siempre me quedan compañeros en el tintero, y luego puede sentar mal pero bueno su cine sí que me gusta mucho, me encanta. Alex de la Iglesia también.

5. (Permíteme repetir una pregunta que ya hice en la entrevista a Víctor Clavijo). Respeto mucho a los actores y actrices que hacéis teatro, ¿No da vértigo ese directo con el público tan atento y tan cerca? ¿Se acostumbra uno a la subida del telón?

No del todo. Ahora mismo estoy con “Palabras Encadenadas” de Jordi Galcerán, que es el autor de “Burundanga” y de “El método Grönholm”. Es un thriller psicológico premiadísimo en donde salgo con mi compañero David Gutiérrez y los nervios en el estómago los sigo teniendo.

Para mí lo más fuerte son los monólogos, como el de “Antes Muerta que Convicta”, el vértigo es mucho mayor. Cuando estas con otros compañeros, estás como más arropada. En un monólogo, me ha pasado de todo, que se te cae algo, que se te olvida el texto, y he visto que lo he podido salvar. Antes con los monólogos me subía la fiebre media hora antes de salir, me entraban náuseas y me ponía malísima, ahora son unos nervios distintos.

Pero es muy extraño porque tanto cuando estás sola en el escenario, como cuando estás con otros compañeros, los nervios ya los tengo súper controlados. Son entre tres y cinco minutos antes de pisar el escenario. Es pasar del pánico más absoluto, el de antes, al nirvana total cuando llevas cinco minutos en el escenario, ¡qué disfrute! Pero las mariposas en el estómago, eso no se va nunca.

Yo cuando veía a María Luisa Merlo y le decía: «¿pero estas nerviosa?». Y me decía: «cariño esto no se pasa nunca». Yo tengo mis ritos, pienso en mi hijo, me santiguo 20 veces, le dedico la función a mi hijo o a quien sea. Bueno, todos los rituales para que salga bien. No se pasa nunca, si no se me ha pasado ya, y fíjate que llevo haciendo teatro veintitantos años y no creo que se me pase ya. Y además está muy bien sentirlo porque eso también significa respeto por el público.

6. En 2013 comienzas en el mundo de la música rock con «Be Rock», que posteriormente se convertiría en «Rico&Roll» versionando clásicos del rock de todos los tiempos. ¿Cómo una actriz termina de cantante de Rock&Roll? ¿En qué se parecen la interpretación y la música?

La música y la interpretación se parecen sólo en que tienes público delante. Lo demás no tiene nada que ver. Yo cuando era pequeña todos mis amigos escuchaban a Parchís, y a Enrique y Ana. Yo sin embargo cogía el bote de la canela de mi madre, y hacía como si fuera un micrófono y hacía playbacks de Bonnie Tyler delante del espejo. Yo con el Rock siempre tuve una asignatura pendiente. Recuerdo que cuando tenía siete años a los Reyes les pedí un disco de Elvis Presley y tengo el vinilo que se llama “I got lucky” (soy un suertudo, tengo suerte). Lo que yo no sabía muy bien era por dónde empezar. Además, siempre tienes miedo de que intentes meterte en la música y no te tomen en serio porque eres actriz. El mundo del rock me pareció un mundo muy muy cerrado y no me atrevía, pero la vida es muy sabia y te da las cosas cuando es el momento.

Así que fue el Rock el que vino a mí. Yo estaba un día en un festival de Rock en Segovia y estaba viendo un grupo que hacía versiones. Cuando se bajaron los chicos vinieron y me dijeron “oye te las sabes todas”. Les dije: «sí, que soy muy rockera», y empezamos con la guitarra y funcionó. A la semana siguiente estábamos metidos en un estudio de ensayo con “Rico&Roll”, llevamos más de 400 conciertos. Siempre me dicen, en el Rock lo que da prestigio son los temas propios pero a estas alturas yo no busco el prestigio. Busco disfrutar y poder estar en un escenario haciendo temas míticos de Guns N’ Roses, de Led Zeppelin, de AC/DC, de Rosendo… para mí es un disfrute absoluto. La sensación de adrenalina que es tener al público abajo poniendo cuernos y coreando contigo, esa es una de las sensaciones más fuertes que yo he vivido. Ahora mismo con la COVID, sigo con el teatro aunque es lógico que la gente está con sus mascarillas y no interactúa como antes. Un concierto con gente cantando, de pie y tal no puede ser. Así que llevamos unos cuantos meses parados, echo mucho de menos a los chicos y estoy deseando volver porque lo echo mucho, mucho, mucho de menos la sensación de libertad es brutal.

7. Hace pocas fechas has debutado como novelista con el libro «De Miss a más sin pasar por Albacete» (Editorial Planeta). ¿Qué nos vamos a encontrar en esta novela? ¿Cuánto hay de Beatriz Rico en Rita?

Pues mira siempre dicen que la primera novela es autobiográfica, y en el fondo tiene su lógica porque la primera vez que te pones a escribir vuelcas mucho porque tienes dentro todas tus vivencias, todos tus recuerdos, todos tus sentimientos. Yo creo que esta novela es una progresión un poco lógica si vienes de escribir monólogos, y los disfrutas, y ves que la gente cuando tú te subes al escenario se ríe con las cosas que les cuentas. Yo quiero hacer reír a la gente, para mí es una felicidad.

Y luego también Instagram donde siempre escribo unos textos largos cargados de humor. De repente un día que no los escribía me llegaban un montón de mensajes de oye, son las 10 de la noche y hoy no has escrito ¿qué hacemos? ¿esperamos, vas a escribir? Y mi marido llevaba como dos años: «escribe, escribe, escribe, escribe»… mi amigo Jean Paul: «escribe, escribe, escribe, escribe». Ya eran como demasiadas señales. Todas las mañanas cuando bajaba a desayunar me encontraba en la mesa del comedor una libreta y un boli que me dejaba mi marido, porque yo escribo todavía a boli, es como que me fluyen mucho mejor las ideas. Con el ordenador parece que voy más lenta y se me encallan, y con el boli todo fluye. Así que un día, me pregunte porqué, lo miré de reojo y dije: «venga voy, que son muchas señales ya». No sé qué me pasó, pero cuando me di cuenta el boli era como que se deslizara sólo. Empezaron a fluir un montón de cosas, y cuando me di cuenta tenía la mano dormida, un capítulo escrito entero, el boli sin tinta y tenía también una historia por delante.

De autobiográfico es normal que tenga cosas, los pensamientos de esta ex miss España tan caótica son muchos míos. Luego hay cosas que me han contado, otras que he visto, otras que me inventado (me he reído muchísimo haciéndolo), y otras que son mías, que me han pasado a mí. No voy a decir cuáles, primero porque me da vergüenza y segundo porque creo que es muy bonito también que el lector juegue a esto será suyo o no.

Sí que hay una historia que sucedió realmente y al final del libro, ahora no porque haría spoiler, en los agradecimientos sí digo esta historia que cuento en tal capítulo sucedió realmente y con los mismos diálogos porque los tengo en mi mente grabados a fuego. Necesitaba contarlo como terapia para mí y como un homenaje a esa personita.

Me está dando muchas satisfacciones, máxime haciéndome pasar por Albacete. Es un libro básicamente de humor, es una novela de humor, quiero que la gente se ría. El feedback que recibo es que sí está funcionando, pero también tiene mensaje porque creo que tengo la suerte de que tú me entrevistas, o escribo un libro, y la gente lo lee. Me subo al escenario y me escucha. También tengo un deber moral de mandar un mensaje, y el libro también tiene algunas cosas un poco duras, lo que pasa es que con humor todo se digiere mejor.

8. Trabajas de voluntaria en distintos hospitales acompañando a personas mayores. ¿Qué reciben ellos de ti, y qué recibes tú de ellos? ¿Hasta qué punto a dificultado tu labor la pandemia de la COVID-19?

Trabajo en un hospital. Primero trabajen en el Gregorio Marañón, que me pillaba muy lejos de casa, y ahora estoy en otro. Desde que comenzó la pandemia no nos dejan ir, estamos deseando vacunarnos, yo trabajaba con personas mayores y… es que ahí sí que sientes que pintas algo importante en el mundo. Cuando te dan las gracias, cuando te dan un abrazo y están temblando… y piensas cuánto tiempo hace que no les dan un abrazo. Cuando te tiran besos desde la cama, y sobre todo las cosas que te cuentan. Eso es la vida, es la vida en vena. Cuando ellos me dan las gracias yo siempre digo no, las gracias se las doy yo a usted por todo lo que me enseña. Lo que me enseñan acerca de la dignidad, de la resistencia, de la aceptación, del sentido del humor que tienen. Y unas historias como para escribir un libro.

Fíjate que yo, por ejemplo, conocí a la primera mujer que trabajó en una mina en España. Una señora que tenía 93 años y me contaba que con 17 años, trabajaba en una mina en León separando en el río la veta del carbón. Y hasta me cantó la canción que cantaban todos los vecinos, sobre el ruido que hacían las piedras en el río… Es muy satisfactorio, y es lo que te digo, que ahí sí que siento que estoy haciendo una labor importantísima. Y crezco tanto como persona… Javier Iriondo decía “uno no sabe lo que es la felicidad hasta que hace algo por alguien que no puede hacer nada por ti”. Y es verdad, los que no lo hacen, no saben lo que se pierden.

9. Pensando en nuestros mayores, se me viene a la cabeza el reciente nombramiento de Joe Biden como Presidente de los Estados Unidos a los 78 años de edad, algo impensable aquí en España. ¿Vivimos en una sociedad que jubila demasiado pronto a nuestros mayores? ¿Qué opinas?

Vivimos en una sociedad que con los mayores es muy cruel, porque según cumplen años parece que es como un coche cuando lo sacas del concesionario, que desde ese momento pierde valor. Y en otras culturas es al revés. Yo por mi trabajo en el hospital te aseguro que también son los más sabios, son los que han construido nuestra vida, nuestro mundo, nuestra sociedad, y son a los que hay que cuidar, y respetar, y escuchar porque son los más sabios. A mí me parece genial que Joe Biden con sus 78 añazos este ahí, y encima dando un ejemplo de hombre sereno, de hombre guapo (porque mira que es guapo), y estoy convencida de que va a hacer muchas cosas buenas. Es un gran ejemplo para nosotros. Ojalá nos miremos en ese espejo y valoremos a nuestros mayores como se lo merecen. En el libro también se habla de esto.

10. ¿Qué pregunta te hubiese gustado responder? ¿me la respondes?

Hemos hablado un poco de todo, pero quizá la pregunta sería ¿Qué te gustaría hacer profesionalmente?. Y entonces yo te digo que mi cuenta pendiente es hacer un musical en el Broadway castizo, que es la Gran Vía madrileña. Ese es el sueño profesional que me queda por cumplir.


MUY PERSONAL

– Nombre completo: Beatriz Juarros Rico.

– Lugar de nacimiento: Avilés (Asturias).

– Fecha de nacimiento: 25 de febrero de 1970.

– Una ciudad: Estambul.

– Un libro: “El guardián entre el centeno” de J.D. Salinger.

– Una película: “Con faldas y a lo loco”.

– Un actor o actriz: Actor, Cristian Bale. Actriz, Susan Sarandon.

– Rasgo principal de mi carácter: Los altibajos, como buena piscis soy un poco montaña rusa.

– Mi principal defecto: La impaciencia.

– En mi tiempo libre me gusta: Ir al gimnasio y ver películas, ahora en casa.

– Mi sueño dorado: Una vez que eres madre, tu sueño siempre pasa porque tu hijo esté bien.

– Mi escritor favorito: Leo de todo. P.G. Wodehouse, Dorothy Parker, John Grisham, Ken Follet, Carmen Mola, Eduardo Mendoza, Åsa Larsson.

– Mi músico/cantante favorito: AC/DC, Guns N’ Roses, Creedence, Led Zeppelin, Foo Fighters, Rosendo, Luz Casal, Tina Turner, son muchos.

– Mi deporte favorito: Practico body pump, body combat y fitness.

– Mi comida preferida: Pasta, cocinada como sea.

1 Comment

  1. Actorando dice:

    Me ha encantado. Estoy estudiando para ser actor. Espero que me vaya igual.

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