Manuel Jiménez López es Doctor por el Departamento de Fisiología Humana y de la Educación Física y Deportiva, Facultad de Medicina, Universidad de Málaga. Inició su andadura por el ámbito deportivo como entrenador del equipo de competición del Club Atletismo de Mijas, y Seleccionador Nacional de la FESBA. Representó a España en varias ocasiones como jugador del equipo nacional absoluto de bádminton, deporte en el cual fue campeón de España de clubes con el Club Bádminton Benalmádena.
En la gestión deportiva fue Presidente de la Federación Canaria, Coordinador de Eventos Deportivos y Coordinador de Escuelas Deportivas del Ayuntamiento de Pájara (Premio CSD a la Promoción Deportiva). Coordinador Técnico de la Consejería de Educación y Miembro del Consejo Canario de la Juventud representando al Excmo. Cabildo Insular de Fuerteventura. Profesor contratado de la Universidad Internacional de La Rioja y profesor colaborador en el Departamento de Fisiología Humana y de la Educación Física y el Deporte de la Facultad de Medicina de la Universidad de Málaga.
Es coautor y autor de varios libros en el que destaca el best-seller «Neurociencia, Deporte y Educación». Ha publicado varios trabajos en revistas como Psychoneuroendocrinology, physiology and behavior, journal of aging and physical activity. Conferenciante en congresos nacionales e internacionales sobre hormonas y conducta competitiva humana.
Fuimos compañeros en la Educación General Básica (E.G.B.) en el «Colegio El Divino Pastor» de Málaga. La semana pasada lo volví a ver después de 37 años (desde que acabamos 8º en el colegio) y me encontré a una persona brillante, muy interesante y no pude resistir la tentación de proponerle una entrevista que amablemente aceptó y que ahora comparto vosotros.
1. ¿De niño pensabas en ser científico e investigador? ¿Qué querías ser de mayor?
La verdad es que no. Fuimos compañeros de clase, así que lo sabes bien. Soñaba con vestir algún día la camiseta del Málaga CF. De hecho, estuve un tiempo jugando en el Atl. Malagueño en categoría Alevín e Infantil. Sin embargo, recuerdo que en 1981 compré mi primera revista de divulgación en un quiosco próximo a nuestro colegio; fue el número 1 de “Muy Interesante”. Me convertí en un asiduo lector de esta revista de divulgación durante un par de decenios. Curiosamente, en 2014 me entrevistaron para su sección “Los científicos cuentan…” y me causó una gran emoción ver mi foto y mis investigaciones en la revista que acompañó mi juventud. Hoy son muchas las revistas de divulgación científica que contactan conmigo para publicar nuestros trabajos de investigación. Es un verdadero honor que los jóvenes que hoy leen estas revistas puedan ver cómo se despierta su curiosidad investigadora a través de alguno de nuestros trabajos.
2. ¿Cómo recuerdas tu época de entrenador de atletismo y seleccionador nacional de bádminton? Llegaste a ser campeón de España de clubes.
Fue una aventura muy intensa. Siempre me ha gustado el deporte, como jugador fui Campeón de España de Clubes en dos ocasiones e internacional con el equipo absoluto español. En 1990 entré dentro de los planes de perfeccionamiento para la Olimpiada de Barcelona, fueron unos años de mucho trabajo y sacrificio personal. Años después, mientras estudiaba en la facultad, me ofrecieron la posibilidad de incorporarme al Club Atletismo Mijas como entrenador. Estuve trabajando en el club durante 8 maravillosos años, creo que dejé parte de mis conocimientos y toda mi ilusión en cada rincón de la Ciudad Deportiva de Las Lagunas. Más adelante la Federación Andaluza me ofreció dirigir el equipo autonómico en el Campeonato de España de la Juventud, donde alcanzamos a ser Campeones de España y pocos meses después recibí la llamada del Director Deportivo de la Federación Española de Bádminton ofreciéndome el cargo de seleccionador nacional. Con la selección conseguimos clasificarnos para la Copa de Europa y ganar la Medalla de Bronce que nos dio acceso a los Campeonatos de Europa A. Pero no todo fue un camino de rosas, tuve que dejar mi casa, mis estudios y vivir alejado de mi familia para visitar muchas ciudades nacionales e internacionales. Para que imagines lo duro de aquellos años, recuerdo que en 1991 (donde quedé sub-campeón de España individual absoluto) recorrí la friolera de 68.000 km en desplazamientos en un solo año: ¡vuelta y media al mundo!
3. Eres Doctor en Fisiología Humana y de la Actividad Física y el Deporte por la Universidad de Málaga. ¿Qué campos abarcas profesionalmente?
En realidad no cerramos ninguna puerta que esté relacionada con el rendimiento deportivo: psicología, fisiología del ejercicio, neuroendocrinología social, estados afectivos, etc. Sin embargo, también la relación entre la actividad física y la salud de la población en general es uno de nuestros más importantes objetivos, desde la obesidad infantil hasta los costes derivados de una alta carga de estrés psicosocial. Mi campo de estudio se centra en la psiconeuroendocrinología, es un concepto relativamente nuevo que estudia (entre otras) cómo nos adaptamos a los desafíos diarios, tanto en nuestra vida cotidiana como laboral. El Dr. Robert Sapolsky, profesor de la Universidad de Stanford, ha sugerido recientemente que antes de 2050 la mayor causa de baja laboral será la depresión mayor. El impacto que el estrés malo (digo “malo” porque en realidad la función evolutiva del estrés es favorecer nuestra adaptación al entorno) tiene sobre nuestro organismo es claramente deletéreo, especialmente cuando se extiende en el tiempo. Creo que debemos profundizar en conocer mejor qué mecanismos neuroendocrinos afectan negativamente a nuestra psicofisiología, y cuál es la estrategia de afrontamiento óptima para evitar los costes que se desprenden de ello. Los últimos 200-300 años, especialmente desde la Revolución Industrial, han supuesto un enorme cambio en nuestro modelo de vida. Sin embargo, nuestro organismo precisa mucho más tiempo para modificar su biología y adaptar sus conductas a las exigencias de este nuevo entorno más sedentario y digitalizado. El sedentarismo se relaciona con el síndrome metabólico (alta tasa cardíaca, obesidad, diabetes de tipo II, etc), y el estrés derivado de nuestra vida occidentalizada reduce nuestras defensas y produce reducciones en estructuras cerebrales tan importantes como el hipocampo (principal gestor de la memoria) y el córtex prefrontal (estructura cognitiva relacionada con la toma de decisiones).
4. Los investigadores en España soléis quejaros de disponer de pocos recursos. ¿Qué opinión tienes al respecto? ¿De qué salud goza la investigación en España?
Como ya sabes, en la actualidad desarrollo un proyecto de investigación en el University College of London, una de las diez universidades más prestigiosas del mundo. Cuando colaboras con instituciones de gran solvencia es fácil comparar la “calidad de vida” de la investigación dentro y fuera de nuestras fronteras. Llama poderosamente la atención que exportemos científicos a centros de investigación con decenas de Premios Nobel en sus vitrinas. Llama poderosamente la atención en dos direcciones: la primera, nos señala el enorme talento que hay en España (¡Algo estaremos haciendo bien, no hay duda!); la segunda, cómo dicho talento encuentra en nuestro país todas las dificultades que podamos imaginar para desarrollarse (puede que incluso muchas más de las que podamos imaginar). No solo faltan recursos (que faltan, y muchos), sino que también sobra burocracia y política en su dotación. Recuerdo un pleno de una comunidad autónoma donde se eliminaba el escaso millón de euros destinado a uno de nuestros centros de estudio anti-cáncer más reconocido internacionalmente. Lo recuerdo bien, porque en ese mismo pleno se aprobó una dotación de 6 millones de euros a la organización de un torneo de golf. Creo que la inversión pública en estos últimos 10-15 años solo ha dejado tres salidas a nuestros investigadores jóvenes: por tierra, mar y aire. Otra cosa que echo en falta es la inversión de la empresa privada en investigación y desarrollo. En alguna conferencia que he tenido el honor de participar en Estados Unidos, las empresas del sector nos abordaban en los pasillos para ofrecer recursos y espacios donde desarrollar nuestras hipótesis más novedosas. Me llamó poderosamente la atención que 8 ó 10 empresas de Canadá y EE.UU. se acreditaran para poder conocer los avances que presentábamos los investigadores, con el fin de poder trasladar de la universidad a la empresa privada los proyectos que más llamaban su atención. Nuestros políticos tendrían que reflexionar, porque cada científico español que desarrolla un nuevo fármaco fuera de nuestras fronteras supone muchos cientos de millones de euros que dejamos de ingresar y, lo que es peor, otros tantos que debemos pagar para acceder a esos tratamientos. Pensar que vamos a perder 500 o 600 millones de euros por no invertir un millón durante 8 o 10 años es absurdo, especialmente cuando ese millón de euros se despilfarra en una rotonda con una única salida o en ayudas al desplazamiento de diputados que tienen casas propias en Madrid y que se han empadronado en Teruel para entrar en las listas al Congreso por esa provincia.
5. Entre otros libros y publicaciones, eres coautor de «Neurociencia, Deporte y Educación«. ¿Qué vamos a encontrar en él? ¿Qué nexo de unión hay entre estas tres disciplinas?
Cada día tenemos más claros los nexos de unión entre la actividad física regular y la neurogénesis (generación de nuevas neuronas). También entre lo motor y lo cognitivo. El Profesor Bob Malina, de la Universidad de Austin (Texas), ha estudiado durante decenios esta relación entre lo académico y lo deportivo. Los últimos años han sido especialmente productivos en este sentido. Lo último que conocemos es un estudio llevado a cabo por nuestros compañeros de la Universidad de Granada. En este proyecto de intervención se analizó un grupo de adolescentes que practicaban durante el horario escolar 3 o 4 sesiones diarias de ejercicio físico a lo largo de 12 semanas. Los resultados académicos mejoraron sensiblemente con respecto al grupo de compañeros de clase que permanecieron sedentarios. “Neurociencia, Deporte y Educación” se ha convertido en un “Best Seller”, la primera edición prácticamente no cubrió la demanda que tuvo en la Feria del Libro de Madrid. Lo que nos sugiere que existe un gran interés en la población en general en este campo divulgativo. En nuestro libro presentamos el impacto de la educación física en el rendimiento escolar y de la actividad física periódica en la salud y el envejecimiento. También, cómo nuestras emociones modulan la toma de decisiones, e incluso cómo el estrés psicosocial reduce el volumen de algunas estructuras cerebrales relacionadas con la memoria a corto y largo plazo. Es un libro muy riguroso y actualizado, con más de 500 citas bibliográficas, pero sobre todo escrito para el gran público. La lectura se hace agradable y fácil de seguir, las críticas que hemos recibido sobre el conjunto del manuscrito han sido muy buenas. Está mal que yo lo diga, pero es una lectura muy recomendable.
6. Entonces, ¿se cuida el cerebro haciendo deporte? ¿Es más inteligente la persona que hace deporte?
No es que sea más inteligente la persona que hace deporte, sino que lo inteligente es hacer deporte. Nuestro cerebro tiene un sistema de la recompensa cuya función principal es incrementar la afiliación a las conductas instrumentales que lo activan. Entre ellas está la actividad física regular y de intensidad moderada-vigorosa. Como comentamos antes, nuestro organismo está diseñado para correr, saltar, trepar, lanzar… y cada vez que realizamos alguna de estas acciones motrices nuestro cerebro recibe una cascada de estímulos que “irritan” nuestro tejido neuronal, incrementando su actividad y mejorando su rendimiento. De esto, ya no cabe la menor duda. El “Error de Descartes”, apuntado por el Dr. Antonio Damasio, sugiere que el “cogito ergo sum” (pienso, luego existo) en realidad es “moveo ergo sum” (me muevo, luego existo).
7. El otro día tomando café me hablabas que de la saliva se empieza a obtener información relevante. ¿Puedes contarme cómo avanzan estos estudios?
Todos los años tengo el honor de ser conferenciante invitado en el North America Saliva Simposium, que es el más relevante evento científico sobre el uso presente y futuro de la saliva como medio diagnóstico. Este año ha sido acogido por la Universidad de Texas (Houston), uno de los centros de investigación más avanzados en la lucha contra el cáncer. Allí, científicos de todo el mundo, expusimos nuestros avances en el uso de este fluido en el ámbito biomédico. La Universidad de Boston presentó un trabajo que permitía anticipar la probabilidad de que un bebé padezca microcefalia si su madre fue infectada por el virus Zika. Estos científicos descubrieron una secuencia en la proteómica salivar que detectaba en un 95% de los casos durante las 12 primeras semanas de gestación. La Universidad de Columbia presentó un método de diagnóstico precoz de Alzheimer basado en una beta-proteína existente en la saliva. La Universidad de Florida un sistema de detección precoz de Malaria mediante un test simple en saliva en tan solo 10 minutos. Y un servidor, un proceso de detección anticipatoria del rendimiento de los deportistas profesionales basado en la respuesta del cortisol al despertar. Como ves, el futuro está en este fluido. Es rápido, fiable, preciso y nada invasivo; lo último ha sido el estudio publicado por mi amigo el Dr. Wong de la Universidad de California, donde con una simple muestra de saliva se pueden detectar una decena de los tipos de cáncer más comunes en la población occidental. Imagínate la ventaja y el ahorro que supone para nuestro sistema de salud poder hacer un control general del estado de salud física y psicológica de nuestra población a través de una simple muestra de saliva. Esto no es ciencia ficción, es una realidad ya disponible. En EE.UU. los grandes centros privados de tratamiento del cáncer ya usan estas técnicas diagnósticas para el seguimiento de sus pacientes. No pasarán muchos años sin que estas técnicas diagnósticas vayan progresivamente incorporándose al sistema público de salud. Si invertimos en ellas, las patentes serán nuestras; si no invertimos, las tendremos que comprar a EE.UU. y Canadá con el consiguiente impacto sobre los Presupuestos Generales del Estado.
8. ¿Nuestras hormonas nos predisponen a ser buenas o malas personas? ¿Somos física y química? ¿Del alma ni hablamos?
Decía el profesor Sapolky: “la naturaleza, de la naturaleza humana, es no estar limitados por nuestra propia naturaleza”, o lo que es lo mismo, no estamos predispuestos para nada. Otra cosa será la influencia que nuestras hormonas tienen sobre nuestras decisiones. Hormonas como la testosterona nos impulsa a querer tener impacto sobre los demás, a querer alcanzar estatus social, e incluso (en casos extremos) a acercarnos a conductas narcisistas y psicopáticas. Otras hormonas, como la oxitocina o el estradiol, favorecen las conductas intragrupo, de cohesión social y cuidado de la progenie. Cómo fluctúan y por qué, es algo que aún estamos desarrollando; muchas de mis investigaciones van en este sentido. Pero como he indicado, no estamos predispuestos para nada, somos artífices de nuestra propia realidad. El concepto de “alma” (espíritu, energía… cada cual que lo llame como crea) es parte indisoluble del propio ser humano, aunque no tengo duda alguna en la enorme influencia que tiene el inconsciente emocional sobre los procesos cognitivos más complejos, ¡muy a nuestro pesar!
9. Leo en una publicación tuya que «la agresividad es parte indisoluble de la naturaleza humana» pero también que «la mayoría de las conductas agresivas son aprendidas». ¿Es la educación una herramienta contra la violencia? ¿Cómo se podría bajar el índice de acoso escolar?
Konrad Lorenz, en su libro “Sobre la agresividad, el pretendido mal” sugería que la agresividad es una opción más dentro del mundo natural para resolver los conflictos propios de la supervivencia entre especies. También en humanos. La prueba la tenemos en la violencia de género, los asesinatos por ajuste de cuentas, o el incremento de las peleas en los alrededores de los institutos de secundaria. Existen toda una “circuitería” cerebral específica para las respuestas agresivas, pero también otra encargada del “freno” de las respuestas violentas y agresivas. Cuando hablamos de agresividad hablamos de un comportamiento bien establecido en modelos animales, donde la testosterona juega un papel determinante. En época de cría, modula el trino de las aves canoras; ante una hembra en estro modula la pelea de dos lobos; o aumenta la “berrea” del corzo en nuestras reservas cinegéticas. En humanos esta relación también se observa en direcciones similares, aunque su efecto es menor que en otros animales, porque tenemos cierta “habilidad” para frenar su polarización. Además, hemos aprendido a cambiar la agresión física por otros tipos más tolerados por la sociedad, como persuadir, convencer…, aunque también mentir y manipular. Algunas drogas, especialmente el alcohol, actúan sobre el sistema de inhibición conductual dificultando su correcto funcionamiento. El alcohol contribuye al comportamiento agresivo entre personas en riesgo, no es extraño encontrar consumos agudos de esta droga en la violencia de género o en horas cercanas al cierre de las discotecas de moda. Cuando hablamos de que las conductas agresivas son aprendidas, nos basamos en evidencias que sugieren relaciones directas entre padres agresivos e hijos agresivos. Esto también se explica a través de algunos marcadores genéticos. Según los estudios analizados hasta la fecha, los padres agresivos transmiten esta agresividad a sus hijos en un 40% de los casos. Esto se ha observado incluso en hijos que han sido retirados de la custodia paterna a temprana edad por maltrato físico y adoptados por una nueva familia. Incluso entre hermanos gemelos monocigóticos (que comparten el 99% del material genético) a pesar de haber sido educados en diferentes entornos familiares. Sin embargo, la psicología social ha señalado en muchos más estudios cómo los niños aprenden las conductas violentas también por procesos vicarios (i.e. observación). Recuerdo un experimento en laboratorio donde se puso un muñeco de plástico y dos grupos de niños de 5-6 años pasaban por la habitación donde estaba el muñeco. Un grupo de chicos veía cómo el investigador jugaba con el muñeco. Otro grupo veía cómo lo golpeaban e insultaban violentamente. El segundo grupo, cuando los dejaron solos en el laboratorio empezaron a golpearlo y a gritar al muñeco. También se han observados incrementos en las conductas violentas en adolescentes solo por dejar una pistola sobre la mesa del investigador. Por tanto, la mejor aportación que podemos hacer para reducir la violencia y la agresividad en nuestros hijos es predicar con el ejemplo, demostrarles nuestra templanza ante los desafíos más estresantes y exigentes. Nunca responder con gritos o con golpes cuando presenten un comportamiento inadecuado. Mis compañeros de la Universidad Internacional de La Rioja llevan muchos años estudiando el acoso escolar y el ciberacoso, sus conclusiones sugieren que cuando los adolescentes desarrollan y cultivan la empatía, los casos de acoso escolar descienden drásticamente. No olvidemos, como comentábamos antes, que los adolescentes están en plena efervescencia hormonal y sus concentraciones de testosterona los impulsan a buscar estatus social y reducen su empatía. Es importante fomentar valores de respeto y capacidad de “ponerse en el lugar de los demás” para que esta lacra del bullying quede relegada a algunos casos aislados. Insisto, predicando con el ejemplo. No sirve de nada que incrementemos en los centros escolares la educación en valores e igualdad, si cuando vamos en el coche sacamos la cabeza por la ventanilla para insultar y amenazar a un conductor que no ha respetado las normas de tráfico.
10. ¿Qué pregunta te hubiese gustado responder? ¿me la respondes?
Creo que la entrevista ha sido suficientemente intensa y muy bien preparada. No obstante, sí me gustaría reiterar la importancia del ejemplo parental en el desarrollo psicofísico de nuestros jóvenes. Es importante que, como padres, entendamos que no todas las influencias son adecuadas para nuestros hijos. Empezando por nosotros mismos. Debemos preguntarnos si estamos siendo un buen ejemplo para nuestros hijos. ¿Respondemos gritando cuando se portan mal? ¿Somos partidarios de “una torta a tiempo”? ¿Dedicamos suficiente tiempo a jugar con ellos? ¿Compartimos las tareas del hogar? Hay muchas preguntas que debemos hacernos sobre nuestros propios comportamientos, tantas como cambios creamos que necesitan las próximas generaciones. No es verdad que “cualquier tiempo pasado fue mejor”, la realidad es que lo que queda por venir es mucho más ilusionante. Volver a cometer los mismos errores que ya hemos cometido como especie no es muy esperanzador. La Inteligencia no es una ventaja evolutiva, salvo si la usamos constructivamente. Nuestros hijos merecen una sociedad más respetuosa y menos violenta. Como decía Rigoberta Menchú, Premio Nobel de la Paz: “Mientras haya pobreza, racismo, discriminación y exclusión social difícilmente podremos alcanzar un mundo en paz”.
MUY PERSONAL
– Nombre completo: Manuel Jiménez López
– Lugar de nacimiento: San José (California) EE.UU.
– Fecha de nacimiento: Noviembre de 1968
– Una ciudad: Málaga
– Un libro: El Romancero Gitano, de Lorca. Federico era un genio, con un profundo conocimiento de la música, la pintura, las artes escénicas… Su Romancero Gitano condensa todos estos conocimientos y los convierte en poesía.
– Una canción: Like a Rolling Stone, de Bob Dylan. Deberíamos reflexionar sobre lo que trata de comunicarnos a través de su letra.
– Una película: El Muro, de Pink Floid. Me parece una de las representaciones gráficas mejor plasmadas de lo que es la condición humana en realidad. Alan Parker debía de ser uno de los publicistas más activos cuando pensó en dirigir esta película. Su habilidad para “introducir en pocos segundos una importante cantidad de información”, llevó la idea original de Roger Waters a niveles de obra maestra. Por esto, me decido por El Muro en lugar de “2001, una Odisea en el Espacio” de Kubrick.
– Un actor o actriz: Liza Minnelli. No por su capacidad como actriz, sino por ser una de las mejores “showgirls” de la historia.
– Rasgo principal de mi carácter: Neurótico, pero sin exagerar (jajajaja)
– Mi principal defecto: El trabajo. Soy un trabajador insaciable. A veces se pasa el día y siento que 24 horas no han sido suficientes.
– En mi tiempo libre me gusta: Hacer deporte y decir a mi mujer e hijas que las quiero y estoy orgulloso de ellas.
– Mi sueño dorado: Que una española gane el Premio Nobel. La mujer española lo ha merecido en numerosas ocasiones. La Academia Sueca tiene una deuda con todas ellas.
– Mi escritor favorito: Tengo varios, pero si tuviera que decir uno… me quedaría con la ironía de Quevedo.
– Mi músico/cantante favorito: Aquí, sin ninguna duda, Freddie Mercury.
– Mi deporte favorito: Después de 30 años dedicado en cuerpo y alma, el Bádminton.
– Mi comida preferida: Las “papas arrugás” con mojo. Quien no las haya probado debe buscar billete para Canarias inmediatamente (jajajajaja).
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Enhorabuena!